SAN FRANCISCO DE ASÍS (en español)

Traducción de Teresa – teresa_0001@hotmail.com

San Francisco nació en 1182 en Asís, Italia. Hijo de un comerciante rico, tuvo tiempo y dinero para gastar con lecturas y albergar banquetes para los jóvenes nobles, que lo proclamaron “El Rey de los Banquetes”. Joven y guapo ansiaba por una vida de aventuras como caballero. Así, a los 20 años, entró en la guerra entre Asís y Perusa . Al partir, juró volver consagrado caballero. Fue herido y hecho prisionero. Pasó un año en un calabozo, donde contrajo malaria. Rescatado por su padre, volvió a Asís más reflexivo. Aún así, el deseo de luchar por la “justicia” a través de las armas no le había abandonado. Cuando supo de las victorias militares del Conde Walter de Brienne quiso nuevamente ser un caballero. A camino de juntarse a Brienne, Francisco paró en Spoleto y escuchó las noticias de la muerte de su futuro ex líder. Tomado por la depresión, recayó en su malaria.

SAN FRANCISCO DE ASÍS

Una noche, una voz misteriosa le preguntó: “¿Quién piensas tú que puede recompensarte mejor, el Maestro o el empleado?” Francisco respondió: “El Maestro.” La voz continuó, “Entonces, ¿por qué dejas al Maestro por el empleado?” Francisco se dio cuenta de que el empleado era el Conde Walter. Abandonó Spoleto con la seguridad de que Dios le había hablado. Durante dos años Francisco sintió una fuerza interna que le preparaba para un cambio. La visión de leprosos causaba una convulsión en el alma sensible de Francisco. Un día, mientras montaba a caballo, encontró a un leproso. Su primer impulso fue el de arrojarle una moneda y espolear su caballo para salir de allí lo más rápidamente posible. En vez de eso, Francisco se apeó, abrazó y besó al leproso, dándole una bolsa de monedas. Mucho tiempo después, en su lecho de muerte, recordó ese encuentro como el momento de coronación de su conversión: “Lo que antes parecía amargo para mí, se convirtió en dulzura de alma y cuerpo”. 

Pasó a evitar la vida de banquetes y deportes al lado de sus habituales compañías, que en tono de broma, le preguntaban si estaría pensando en casarse. Él respondió, “sí, con la más hermosa dama que hayáis visto nunca.” Más tarde sabríamos que se refería a la Madonna Povertà – la Señora Pobreza – como solía decir. Pasó mucho tiempo en lugares solitarios, pidiendo a Dios la Iluminación.

Tras una peregrinación a Roma, donde clamaba por los pobres a las puertas de las Iglesias, Francisco vuelve a Asís y ora ante la imagen del Cristo Crucificado en las ruinas de la Iglesia de San Damián. Allí le pareció oír claramente: “Francisco, Francisco, ve y repara mi casa, que, como puedes ver, está en ruinas.” Pensando tratarse del viejo templo en que se encontraba, procedió en seguida, vendiendo el caballo y los tejidos de su padre, que tenía en sus manos. Su padre, indignado con el nuevo género de vida adoptado por Francisco, tras amenazas y castigos, se quejó al obispo Don Guido III y, delante de él, pidió a Francisco que le devolviese el dinero gastado. La respuesta fue una renuncia total a la voluminosa herencia: se quitó, allí mismo en la Iglesia, las propias vestiduras, y exclamó: “…de ahora en adelante ya no diré padre Bernardone, sino Padre nuestro que estás en el cielo…” 

São Francisco passaros

Se convirtió en un mendigo, y con el dinero recibido de los viajeros ayudó a reconstruir otras tres pequeñas iglesias abandonadas: la de San Pedro, la de Porciúncula y la de Santa María de los Ángeles, su preferida (y el lugar donde murió).
Por esa época escucha un sermón que cambió su vida. Era sobre Mateo 10:9, en el cual Cristo dice a sus discípulos que sigan adelante y proclamen que el Reino de los Cielos está en ellos, que no deben llevar ningún dinero consigo, ni siquiera un bastón o zapatos para el camino. Así, Francisco fue inspirado por ese sermón para dedicarse completamente a una vida de pobreza. Sus humildes túnicas atadas con un simple cordón llevan hasta hoy tres nudos, son sus votos de: Pobreza, Obediencia y Castidad. Comienza a atraer a otras personas con sus sermones, y en 1209 ya son 11 compañeros de jornada. Francisco rehúsa el título de padre, y la comunidad se da el nombre de Fratres minores (hermanos menores en latín). Viven una vida sencilla y alegre cerca de Asís, siempre con muchas canciones, aunque fuesen bastante serios en sus prédicas. Vivían en cabañas de tapia; sus iglesias eran modestas y pequeñas; dormían en el suelo. No tenían sillas o mesas, y poseían pocos libros.

Las órdenes

En 1209 Francisco fue con sus 11 nuevos hermanos hasta Roma, a buscar el permiso del Papa Inocencio III para fundar una orden religiosa. El biógrafo Fray Buenaventura cuenta que el Papa no quiso aprobar enseguida la regla de vida propuesta por Francisco, porque parecía extraña y por demás penosa para las fuerzas humanas, según el parecer de algunos cardenales. Pero el cardenal Juan de San Pablo, obispo de Sabina, intercedió y dijo a Francisco: “Hijo mío, haz una oración fervorosa a Cristo, para que por intermedio tuyo nos muestre su voluntad. Así que la hayamos conocido más claramente, podremos acceder con más seguridad a tus peticiones.”

Francisco lo hizo y con sus humildes súplicas obtuvo del Señor que le revelase lo que debería decir al Pontífice y que éste sintiese en su interior los efectos de la inspiración divina. Contó entonces al Pontífice la parábola de un rey muy rico que, feliz, había desposado a una bella señora pobre y de ella había tenido varios hijos con la misma fisonomía que el rey su padre, y que por ello fueron educados en su palacio. Y añadió: “No hay que temer que vengan a morir de hambre los hijos y herederos del Rey de los cielos, los cuales, nacidos por virtud del Espíritu Santo, a imagen de Cristo Rey, de una madre pobre, serán generados por el espíritu de la pobreza en una religión sumamente pobre. Pues si el Rey de los cielos promete a sus seguidores la posesión de un reino eterno, ¡cuánto más seguros podemos estar de que les dará también todas aquellas cosas que por lo común no niega a los buenos ni a los malos!” El Papa quedó maravillado y ya no dudaba de que Cristo hubiera hablado por la boca de aquel hombre. Especialmente porque había tenido, poco tiempo antes, un sueño en que la basílica de Letrán estaba a punto de desmoronarse y un hombre pobre, pequeño y de aspecto despreciable, la sostenía en sus hombros para que no cayese. Aún así, el Papa aprueba las reglas sólo verbalmente (un año más tarde las aprobaría en el papel). Surge así la Fraternidad de los Hermanos Menores, la Primera Orden.

El Domingo de Ramos de 1212, una noble señora, llamada Clara de Favarone (hoy conocida por Santa Clara o Clara de Asís), fue en busca de Francisco para abrazar la vida de pobreza. Algunos días más tarde, Inés, su hermana, le sigue el camino. Surge la Fraternidad de las Pobres Damas, la Segunda Orden. Aquellos que estaban casados o tenían sus ocupaciones en el mundo y no podían ser frailes o hermanas religiosas, pero querían seguir los ideales de Francisco, no quedaron plantados: sobre 1220, Francisco dio inicio a la Orden Tercera Secular para hombres y mujeres, casados o no, que continuaban en sus actividades en la sociedad, viviendo el Evangelio.

En oriente

La parábola que Francisco le contó al Papa a fin de convencerlo para que reconociese la Orden, guarda una fantástica semejanza con la historia del Islam, pues Abraham (el patriarca del judaísmo) tenía dos esposas: Sarah y Agar. Sarah dio a luz a Isaac, y Agar a Ismael (futuro patriarca del pueblo árabe, no sólo de los islámicos). Sarah, celosa, pidió el alejamiento de Agar y de su hijo, y Abraham la mandó desde Palestina al desierto Árabe, considerando que Dios cuidaría de ellos. Cuando se acabaron las provisiones (agua especialmente), Agar corrió enloquecida por el desierto, hasta que Dios milagrosamente hizo un pozo (el Zam-Zam, que existe hasta hoy) y con él se sostuvieron. Una ciudad (Meca) se desarrolló en este lugar, y hoy es EL lugar sagrado para todo el pueblo árabe. La semejanza aquí es que los sufíes pueden ser considerados, por eso, los hijos pobres de Abraham.

La atmósfera y organización de la Orden franciscana es más parecida a los Derviches (Orden sufí) que cualquier otra cosa. Además de que los cuentos acerca de Francisco son muy parecidos a los de los profesores sufíes, todos los puntos coinciden. Tal como los sufíes, los franciscanos no se preocupan por su salvación personal (lo consideran una vanidad). Francisco iniciaba sus pláticas con la frase “Que la paz de Dios esté contigo”, que dijo haber recibido de Dios, pero que era (obviamente) un saludo árabe. Incluso la ropa, con su capote cubierto y sus mangas anchas, es la misma de los derviches de Marruecos y España, por donde Francisco se aventuró en 1212, plena época de las cruzadas, dedicándose a intentar convertir a los Sarracenos por la no violencia. El propio nombre de la Orden, “Fraternidad de los Hermanos Menores”, presupone la existencia de los Hermanos mayores, y los únicos con ese nombre en aquella época eran los “Grandes Hermanos”, una Orden sufí fundada por Najmudin Kubra, “el Grande”. Las conexiones impresionan. Una de las mayores características de este gran sufí era su misteriosa influencia sobre los animales; hay dibujos que lo muestran rodeado de pájaros; amansó a un perro feroz tan sólo con mirarle (exactamente como hizo Francisco con un lobo). Todas esas historias eran conocidas en occidente 60 años antes de que naciese Francisco.

Por todo ello, no es de extrañar que, en Damietta, en Egipto, de alguna forma Francisco y sus compañeros hayan conseguido cruzar la línea de combate donde los Cruzados luchaban contra los Árabes y encontrarse personalmente con el sultán Malik el-Kamil. Y ser bien recibidos. Se dice que Francisco desafió a los líderes religiosos musulmanes a una prueba de fe a través del fuego, pero rehusaron. Entonces Francisco propuso entrar él primero en el fuego y, si saliese de él incólume, el sultán tendría que reconocer a Cristo como verdadero Dios. El sultán no aceptó, pero quedó tan impresionado con la fe de este hombre que permitió a los franciscanos acceso libre a los lugares sagrados de los cristianos, como la sagrada sepultura. Les dio un salvoconducto para que pudiesen transitar e incluso PREDICAR en tierras árabes y aún le pidió que lo visitase nuevamente.

Sin embargo, Francisco no tuvo éxito convirtiendo al sultán, y las últimas palabras de Malik para Francisco fueron: “Reza para que Dios me revele cuál es la Ley y la fe más agradables para Él.” Francisco rehusó todos los ricos regalos ofrecidos por el sultán y volvió a los ejércitos cristianos. Sin embargo, ese viaje parece haber causado una transformación (conversión) mayor en Francisco de Asís que en el sultán, como si hubiese encontrado en Oriente (y en el sufismo) sus raíces. Tanto es así que, al retornar a los Cruzados, intentó disuadirlos de atacar a los Sarracenos. Pasó algunos meses peregrinando en Tierra Santa, hasta que fue llamado urgentemente por noticias de modificaciones ocurridas en la Orden que había fundado.

De vuelta a casa

La Orden Franciscana había crecido con el paso de los años. En 1219 ocurrió una gran expansión hacia Alemania, Hungría, España, Marruecos y Francia. Durante su ausencia, los vicarios modifican algunas reglas de la Orden y en el mismo año Francisco dimite de la dirección de la misma. Con el crecimiento – casi 5.000 frailes en 1221 – una nueva regla fue escrita por San Francisco el 29 de noviembre de 1223 que fue aprobada por el Papa Honorio. Es la que está vigente hasta hoy.

Sobre 1220 Francisco celebra la Navidad en la ciudad de Greccio (cerca de Asís) con una novedad: El pesebre. Se sirvió de animales de verdad para recrear la escena del nacimiento de Jesús, de forma que las gentes podían experimentar su fe haciendo uso de los sentidos, especialmente la vista.

La Orden había pasado a manos de Pietro Cattini. Entre tanto, un año más tarde, el hermano Cattini murió y fue enterrado en Porciúncula. Cuando se atribuyeron numerosos milagros al fallecido, varias personas comenzaron a peregrinar a Porciúncula, perturbando el día-a-día de los frailes franciscanos.
Francisco, entonces, rezó a Pietro, pidiendo que cesase con los milagros, el cual le obedeció en la muerte del mismo modo que obedecía en vida. Los milagros entonces cesaron.

Con los animales

São Francisco passaros

La cercanía de Francisco con la naturaleza siempre ha sido la faceta más conocida de este santo. Su amor universalista abarcaba toda la Creación, y simbolizaba para muchos el retorno a un estado de inocencia, como Adán y Eva en el Jardín del Edén. Sin embargo, esa no fue una característica apenas de Francisco, habiendo casos semejantes de santos ingleses e irlandeses. Muchas historias con animales rodean la vida de Francisco de Asís. Están contadas en el Fioretti (Florecillas, en italiano), colección póstuma de cuentos populares sobre este santo. Cierta vez viajaba él con sus hermanos, y he aquí que vieron al lado del camino unos árboles repletos de pajarillos. Francisco dijo a sus compañeros: “esperad por mí mientras voy a predicar a mis hermanos pájaros”. Los pájaros lo rodearon, atraídos por su voz, y ninguno de ellos voló. Francisco les dijo:

“Mis hermanos pájaros, vosotros debéis mucho a Dios, por eso debéis siempre y en todo lugar darle vuestra alabanza; porque Él os ha dado la libertad para volar por el cielo y Él os ha vestido. Vosotros no sembráis ni cosecháis, y Dios os alimenta y os da ríos y fuentes para vuestra sed, montañas y valles para abrigo y árboles altos para vuestros nidos. Y aunque vosotros no sepáis cómo tejer, Dios os viste, así como a vuestras crías, pues el Creador os ama grandemente y os bendice con abundancia. Entonces, buscad siempre alabar a Dios.”

São Francisco lobo

Otra leyenda de las Fioretti nos dice que en la ciudad de Gubbio, donde Francisco vivió durante algún tiempo, había un lobo, “terrible y feroz, que devoraba hombres y animales.” Francisco tuvo compasión de la población del lugar, y fue a las colinas a encontrarse con el lobo. Luego, el miedo al animal hizo huir a todos sus compañeros, pero Francisco continuó y, cuando encontró al lobo, hizo la señal de la cruz y ordenó al animal que viniese a él y que no hiriese a nadie. Milagrosamente, el lobo cerró sus mandíbulas y se colocó a los pies de Francisco. “Hermano lobo, tú perjudicas a muchos en estos parajes y haces un gran daño”, dijo Francisco. “Todas estas personas te acusan y maldicen. Sin embargo, hermano lobo, a mí me gustaría poner paz entre ti y estas personas”. Entonces Francisco condujo al lobo hasta la ciudad y, rodeado por los ciudadanos asustados, hizo un pacto entre ellos y el lobo. Debido a que el lobo había “hecho daño a causa del hambre”, la obligación de la población era alimentar al lobo regularmente y, en pago, el lobo ya no los atacaría ni tampoco a sus rebaños. De esta manera, Gubbio quedó libre de la amenaza del depredador.
También se cuenta que, cuando Francisco agradeció a su borrico por haberlo llevado a cuestas y ayudado durante su vida, el borrico lloró.

Los últimos años

São Francisco chagas

Mientras rezaba en la montaña La Verna en 1224, durante un ayuno en la cuaresma, Francisco tuvo la visión de un ‘Seraph’ un ángel de seis alas en una cruz. Este ángel le dio un “regalo”: las cinco llagas de Cristo (relativas a las marcas hechas por los clavos en la cruz). Fue el primer caso de stigmata (estigma) registrado en la historia. Entre tanto, Francisco mantuvo el secreto y el caso sólo se conoció entre los propios franciscanos tras dos años, después de su muerte, cuando un testigo se decidió a contarlo.

En seguida de recibir las llagas, Francisco se puso muy enfermo, y al siguiente año quedó ciego. Sufrió mucho con las formas primitivas de cirugía y los tratamientos medievales, pero fue por esta época cuando escribió sus más bellos textos – siendo considerado por muchos como el primer poeta italiano – dejando registrado su amor universal en lindos versos (tal como hacen los sufíes), como El Cántico del Sol (también conocido como “Cántico de las Criaturas”), escrito en compañía de su alma gemela, Clara, en San Damián, sobre 1224/1225, cuando ya padecía muchos dolores y estaba casi ciego. La estrofa que habla de la paz fue añadida un mes más tarde, a fin de reconciliar al obispo y al alcalde de Asís, que estaban en discordia. Francisco defendía que el pueblo debía poder rezar a Dios en su propia lengua, por ello escribió siempre en el dialecto de Umbría, en vez de en latín.

Agradezco a Sergio Scabia la oportunidad de leer el Cántico en una traducción casi literal, sin el floreo encontrado en las versiones en portugués:

El Cántico del Sol

saofrancisco passaros3

Altísimo, todopoderoso buen Señor,
Tuyos son los laureles, la gloria, el honor y todas las bendiciones;
Solamente a Ti sean reservadas
y hombre alguno es digno de mencionarte

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas
Principalmente con el señor hermano sol,
Que es día e ilumina por ello.
Y es bello irradiando inmenso esplendor;
De ti, trae el significado.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento
Y por el aire y las nubes y el cielo azul y para cualquier tiempo,
Por los cuales a tus criaturas provees de alimento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
Que es muy útil y humilde y preciosa y pura.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
Por el cual iluminas las noches,
Y él es bello, juguetón, robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
Que nos sustenta y gobierna,
Y produce diversos frutos, con flores coloridas y hierba.

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
Y soportan infinitas tribulaciones.
Benditos los que las soporten en paz,
Que por ti, Altísimo, serán coronados.

Loado seas, mi Señor, por la hermana muerte corporal,
A la cual hombre alguno vivo puede escapar.

Ay de los que mueran en pecado mortal;
Benditos los que se encuentren en tus santísimas voluntades,
Que la segunda muerte no les hará mal

Alaben y bendigan a mi Señor,
Y agradezcan y sírvanle con gran humildad. 

Una oración que siempre me ha impresionado por la belleza y sencillez es la Oración de la Paz, atribuida a San Francisco de Asís y comúnmente denominada “Oración de San Francisco”. En verdad se trata de una oración anónima, escrita en 1912, habiendo aparecido inicialmente en un boletín parroquial en Normandía (Francia), y en menos de dos años fue impresa en Roma en una hoja en que, al dorso, estaba una figura de San Francisco, por eso y por el hecho de que el texto refleja muy bien el franciscanismo, esta oración comenzó a ser divulgada como si fuese de autoría del santo.

Señor,
¡Haced de mí un instrumento de vuestra paz!
Que donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, lleve yo el perdón
donde haya discordia, lleve unión
donde haya duda, lleve la fe
donde haya error, lleve la verdad
donde haya desesperación, lleve la esperanza
donde haya tristeza, lleve la alegría
donde haya tinieblas, ¡lleve yo la luz!

Maestro, haced que yo busque más
consolar, que ser consolado,
comprender, que ser comprendido
amar, que ser amado.
Pues dando es como se recibe
perdonando, se es perdonado y
muriendo, ¡es como se vive para la vida eterna!

São Francisco estatua

Francisco murió oyendo el Evangelio de Juan, donde se narra la Pascua del Señor. Esto fue el 3 de octubre de 1226, un sábado, a los 45 años. Fue sepultado al día siguiente, en la Iglesia de San Jorge, en la ciudad de Asís. En 1230 sus restos fueron trasladados a la nueva Basílica construida para él, la Basílica de San Francisco, hoy bajo los cuidados de los Frailes Menores Conventuales.

San Francisco de Asís fue canonizado en 1228 por Gregorio IX y su festividad se conmemora el 4 de octubre.

En la tradición teosófica, Francisco de Asís es el Maestro Kuthumi, de la Gran Fraternidad Blanca, y en la línea espírita, es la reencarnación de Juan Evangelista (mientras que Clara había sido Juana de Cusa).

Fonte: STUM World

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