SHANKARA (en español)

Traducción de Teresa – teresa_0001@hotmail.com

La Joya Suprema del Discernimiento (Viveka Chuda Mani) es un texto clásico del Vedanta acerca del camino hacia Dios a través del conocimiento. Fue escrito por Shankara (686-718 d.C.), un monje errante indio que fue el principal formulador doctrinal del Advaita Vedanta, o Vedanta no-dualista. Su enseñanza básica es que sólo Dios es la realidad que a todo infiltra; el alma individual no es otra sino el alma universal.

Este texto goza de enorme popularidad debido a la manera clara y racional con que aborda temas relacionados con la religión.

Shankara

Shankara nació en Kaladi, villorrio del Malabar Occidental, al Sur de la India. Hijo de padres brahmanes, a los diez años ya era un prodigio académico. No sólo había leído y aprendido de memoria todas las escrituras sino que había escrito comentarios sobre muchas de ellas, y trabado discusiones con renombrados eruditos que, de todas partes del país, se acercaban a verlo.

Pero el niño estaba insatisfecho. En una época en que la mayoría de los críos siquiera han empezado a estudiar, ya él estaba descontento con el vacío del conocimiento libresco. Había visto que sus profesores no practicaban las sublimes verdades que predicaban. De hecho, toda la sociedad en que vivía era materialista y dada a la búsqueda de placeres. La India estaba pasando por un período de decadencia espiritual. Shankara, ardiendo en celo juvenil, decidió hacer de su vida un ejemplo que pudiese reconducir a los hombres a la senda de la verdad. Fue discípulo de Govindapada, que lo inició e instruyó en la meditación y en el proceso entero del Yoga. En poco tiempo Shankara alcanzó la completa realización mística y empezó él mismo a enseñar.

Una mañana, cuando iba a bañarse en el Ganges, encontró a un Chandala, un miembro de la más baja de las castas, la de los intocables. El hombre traía consigo cuatro perros, que bloqueaban el camino de Shankara. Por un momento, el innato prejuicio de casta se hizo valer. Shankara, el Bruhmin, ordenó al Chandala que se quitase de su camino. Pero el Chandala repuso:
– Si hay un solo Dios, ¿cómo puede haber muchas especies de hombres?

Shankara se llenó de vergüenza y reverencia, y se postró ante el Chandala. Ese incidente inspiró uno de los más bellos poemas de Shankara, el Manisha Panchaza, compuesto de cinco estrofas, cada cual terminando con el refrán:

Quien aprendió a ver en todas partes la Existencia única,
Ese es mi maestro, ya sea Brahmin o Chandala.

Shankara

La naturaleza de Maya

Shankara propuso que, aunque el universo de los fenómenos sea de hecho experimentado, no es la verdadera realidad. Al afirmar esto, Shankara no pretende decir que aquél no existe para nosotros. En estado de ignorancia (nuestra conciencia de todos los días) él es vivenciado, y existe tal como nos aparece. En el estado de iluminación no es vivenciado, y deja de existir.
Shankara deduce naturalmente una distinción entre las ilusiones particulares del individuo y la ilusión universal o ilusión del mundo: A la primera llama Pratibhasika (ilusoria); a la segunda, Vyavaharika (fenomenal). Por ejemplo, los sueños de un hombre son sus ilusiones particulares; cuando despierta, éstas dejan de existir. Pero la ilusión universal – la ilusión del mundo fenomenal – persiste durante toda la vida de vigilia del hombre, a no ser que él tome conciencia de la Verdad mediante el conocimiento de Brahmán.

Cuando un hombre ha sido mordido por la culebra de la ignorancia, él sólo puede ser curado por la realización de Brahmán. ¿De qué sirven los Vedas y las escrituras, los amuletos y las hierbas? No se cura una dolencia pronunciando la palabra remedio. Es preciso tomar el remedio.

La liberación no viene con el mero hecho de pronunciar la palabra Brahmán. Brahmán debe ser realmente vivenciado. Mientras no permitamos que este universo aparente desaparezca de nuestra conciencia, mientras no experimentemos a Brahmán, ¿cómo podemos encontrar la liberación por la simple pronunciación de la palabra “Brahmán”? El resultado es un mero ruido. Mientras no haya destruido a sus enemigos y tomado posesión del esplendor y de las riquezas del reino, el nombre no puede convertirse en rey diciendo simplemente: Yo soy un rey.

Shankara
Yogue

El más difícil de entre todos los problemas filosóficos es el de la relación entre lo finito y lo Infinito, el problema de cómo ha venido a existir este mundo finito. Si creemos que lo finito tiene una realidad propia absoluta – y que se origina de lo Infinito y es una verdadera transformación de lo Infinito – o si consideramos al Infinito como una primera causa trascendental del mundo fenomenal (postura mantenida por la mayoría de los teólogos cristianos), entonces hemos de admitir que lo Infinito ya no es infinito. Un Dios que se transforma a Si mismo en el universo visible está Él mismo sujeto a la transformación y a la modificación – no puede considerársele como la realidad absoluta. Un Dios que crea un mundo se limita a Sí mismo por el propio acto de la creación, y por tanto, deja de ser infinito. Esa dificultad queda superada, no obstante, si consideramos al mundo como Maya. Y esta explicación de nuestro universo está, además, perfectamente de acuerdo con los descubrimientos de la ciencia moderna – que pueden resumirse así: Una pompa de jabón con irregularidades y arrugas en su superficie es tal vez la mejor imagen del nuevo universo que nos ha sido revelado por la teoría de la relatividad. El universo no es el interior de la pompa de jabón, sino su superficie – y la sustancia de la cual viene soplada la pompa, la película de jabón, es un espacio vacío fundido al tiempo vacío.

De este modo, sólo cuando analizamos la naturaleza del Universo y lo descubrimos como Maya – ni absolutamente real, ni absolutamente inexistente – comprendemos cómo la superficie fenomenal de la pompa de jabón salvaguarda la eterna presencia del Absoluto. Los Upanishads afirman que el universo emana del Brahmán absoluto, subsiste en él y, finalmente, se funde con él. Shankara nunca desmiente directamente a los Upanishads, pero explica de modo diferente esas afirmaciones. El universo, dice él, es una superposición a Brahmán. Brahmán permanece eternamente infinito e inmutable. No está transformado en este universo. Simplemente se nos aparece como este universo, en nuestra ignorancia. Nosotros superponemos el mundo aparente a Brahmán del mismo modo que a veces superponemos una culebra a un rollo de cuerda. Esa superposición es la presentación aparente a la consciencia, por la memoria, de algo que fue anteriormente observado en alguna otra parte. Vemos una culebra. La recordamos. Al día siguiente, vemos un rollo de cuerda. Superponemos a ella el recuerdo de la culebra y de ese modo falseamos su naturaleza.

Las escrituras establecen la absoluta identidad de Atman y Brahman al declarar reiteradamente: “Eso eres Tú”. Los términos Brahmán y Atman, en su verdadero significado, se refieren respectivamente a Eso y TÚ. En su sentido literal, superficial, Brahmán y Atman tienen atributos opuestos, como el Sol y la luciérnaga, el rey y su siervo, el océano y el pozo, o el monte Meru y el átomo. La identidad de ambos sólo queda establecida cuando los comprendemos en su verdadero significado y no en un sentido superficial.

El necio ve el reflejo del Sol en el agua de un jarro y piensa que éste es el Sol. Enredado en la ignorancia de su ilusión, el hombre ve el reflejo de la Pura Conciencia en los envoltorios y lo confunde con el Yo verdadero. Para ver el Sol, debes alejarte del jarro, del agua y de los reflejos del Sol en el agua. El sabio sabe que éstos sólo son revelados por el reflejo del Sol, que brilla por sí mismo. No son el propio Sol. El cuerpo, envoltorio del intelecto, el reflejo de la conciencia sobre él – nada de eso es Atman. Atman es el testigo, la conciencia infinita, el revelador de todas las cosas, pero difiere de todas ellas, ya sean groseras o sutiles. Es la realidad eterna, omnipresente, que a todo permea, la más sutil de las sutilezas. No tiene interior ni exterior. Es el Yo verdadero, oculto en el santuario del corazón.

Comprende plenamente la verdad de Atman. Sé libre del mal y de la impureza, y pasarás más allá de la muerte.

Shankara

Fonte: STUM World

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