ACEPTACIÓN Y ENTREGA

Traducción de Teresa – teresa_0001@hotmail.com

Esta semana me han contado el caso de una mujer que, al visitar a su amiga, conseguía que las plantas en su entorno se mustiasen o muriesen. Me parece que todo el mundo conoce algún caso de “ojo de seca-pimentero”, el tipo de persona que, gustándole o elogiando alguna cosa viva de porte pequeño (planta, niños, animal), la “víctima” se enferma o debilita. Es el caso en que la persona, consciente o inconscientemente, roba energía vital a través de la mirada. De ahí que le digan a la víctima en potencia que lleve alguna pieza de ropa o detalle en rojo vivo, porque la atención del “vampiro” (como cualquier otra persona) será siempre atraída (o perturbada) por el color rojo.

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¡Esto de las plantas es muy interesante!! Es algo que debe ser estudiado por la ciencia, pues ocurre precisamente DELANTE DE TUS NARICES, en poco tiempo. No sé cómo funciona, pero debe ser el mismo principio por el cual las plantas “sienten” el ambiente a su alrededor. Una de las plantas más sensibles es el ‘manjericao’, que, por lo menos en la creencia popular, atrae la energía ruin hacia él (evitando que vaya a alguna persona o animal). Mi madre de vez en cuando la usa en la cocina, donde todo el mundo siempre se queda tomando el café y conversando, y su vida media en un jarrón con agua es de pocos días; pero basta que una persona más “cargada” se acerque para que ella se mustie COMPLETAMENTE en una hora tan sólo, no importando si poco antes se encontraba verdecita y saludable. Incluso los evangélicos están sirviéndose de esta sabiduría, cuando distribuyen a sus fieles la “rosa ungida” o algo así, para llevarla a casa y dejarla en un jarrón. Dicen que se debe cambiar la rosa por una nueva cada vez que ella se mustie, ya que va “limpiando” la casa. Es el mismo principio: si un pariente (o la propia persona) está perturbado (y comúnmente quien va a centros religiosos va en busca de paz para la familia o para la propia vida) la rosa, pobrecilla, absorbe aquello y se muere prematuramente. La persona continúa con sus problemas, pero al menos el ambiente de la casa no va quedando impregnado de fluidos mentales deletéreos.

Pero, volviendo al tema, he pensado que, si aquella mujer – sin siquiera prestar atención a su alrededor – consigue matar varias plantas, debe estar totalmente descompensada emocionalmente. Lo cual se ha revelado como verdadero, ya que había perdido a su hijo por suicidio. El dolor de perder un hijo debe ser el más grande de todos, especialmente siendo la madre. La mujer entonces ha perdido su capacidad de ser auto-suficiente energéticamente, y ha pasado a ser un agujero negro, pues apuesto a que todo cuanto ella absorbe se pierde en elucubraciones mentales y pensamientos que la consumen. Le recomendé entonces que hiciese senderismo, trekking, y que se diese baños en cataratas, para que entrase en contacto intensivo con la naturaleza, a fin de poder tomar el máximo de energía (el bosque es una GIGANTESCA fuente de energía) y, una vez repleta (en el corto espacio de tiempo en que estuviese allí, estaría sana), el organismo espiritual pudiese reequilibrarse. Pero me han dicho que ella detesta el contacto con la naturaleza. Normal. Quien está deprimido sólo piensa en permanecer encerrado en casa, lejos del sol. Es una forma de auto-sabotaje del ego, que simplemente está encantado de rumiar pensamientos tristes. Por más que quieras en sana consciencia salir de aquella situación, buscar una luz, una felicidad, la propia mente (identificada con el ego) te traerá de vuelta aquellos pensamientos que querías olvidar. ¿Por qué? Porque aquello te define mejor que cualquier otra cosa. La tristeza te aporta un centramiento, un recogimiento, que es lo opuesto a la felicidad. Entonces ¿qué es lo que pasa aquí? Existe un estado de negación, en que la persona se niega a “soltar el hueso” (en el caso, aceptar que ha dejado de ser la madre de aquel hijo aquí en la Tierra). La solución es la entrega, la aceptación de las cosas tal como son (y para ello muchas personas gastan años en terapias).

Nuevamente recurro al libro de Eckhart Tolle El poder del Ahora para ilustrar la idea de la entrega:

Para muchas personas, la entrega tal vez tenga connotaciones negativas, como algo de renuncia, cierta dejadez, etc. La verdadera entrega, sin embargo, es cosa completamente diferente. No significa soportar pasivamente una situación cualquiera que nos suceda y no hacer nada al respecto, ni dejar de hacer planes o de tener confianza para comenzar algo nuevo. La entrega es la sabiduría sencilla, pero profunda, de someternos y no oponernos al flujo de la vida. El único lugar en que podemos sentir el flujo de la vida es en el Ahora. Esto significa que entregarse es aceptar el momento presente sin restricciones y sin reserva alguna. Es abandonar la resistencia interior a aquello que es. La resistencia interior tiene lugar cuando decimos “no” a aquello que es, a través de nuestro enjuiciamiento mental y negatividad emocional. Esto se agrava especialmente cuando las cosas “van mal”, lo cual significa que existe un espacio entre las exigencias o expectativas rígidas de nuestra mente y aquello que es. Esto no quiere decir que no podamos hacer algo en el campo exterior para modificar la situación. En verdad, no es la situación completa lo que tenemos que aceptar cuando me refiero a la entrega, sino tan sólo el segmento minúsculo llamado el Ahora.

Por ejemplo: Vas caminando en una carretera por la noche, con neblina cerrada, pero posees una linterna potente que corta la bruma y crea un espacio estrecho y nítido ante ti. La neblina es tu situación de vida, que incluye el pasado y el futuro. La linterna es tu presencia consciente, y el espacio nítido es el Ahora.

En el estado de entrega, ves claramente lo que debe hacerse y vas a la acción, haciendo una cosa de cada vez, y concentrándote en una cosa de cada vez. Aprende con la naturaleza. Observa cómo se realizan todas las cosas y cómo el milagro de la vida se desarrolla sin insatisfacción o infelicidad. Por eso Jesús decía: “Mirad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan”.

Si tu situación general es insatisfactoria o desagradable, separa ese instante y entrégate a lo que es. He aquí la linterna cortando a través de la neblina. Tu estado de consciencia deja entonces de ser controlado por las condiciones externas. Ya no actúas a partir de una resistencia o de una reacción.Observa una situación específica y pregúntate: “¿Hay algo que pueda hacer yo para modificar esta situación, mejorarla o retirarme de ella?” Si lo hay, adopta la actitud adecuada. No te ates a las mil cosas que tendrás que hacer en algún tiempo futuro, sino a la única cosa que puedes hacer ahora. Esto no significa que no debas trazar un plan. Planificar tal vez sea lo único que puedas hacer ahora. Pero debes certificarte de que no vas a comenzar a rodar “películas mentales” o a proyectarte en el futuro y, así, perder el Ahora. Tal vez la actitud que adoptes no dé frutos inmediatamente. Hasta que los dé, no te resistas a lo que es.

No entregarse endurece la cáscara del ego, y así crea una fuerte sensación de separación. El mundo y las personas a tu alrededor pasan a ser vistos como amenazas. Surge una compulsión inconsciente para destruir a los demás mediante el enjuiciamiento, y una necesidad de competir y dominar. Incluso la naturaleza se vuelve tu enemiga y el miedo pasa a gobernar tu percepción e interpretación de las cosas. La enfermedad mental conocida como paranoia es tan sólo una forma ligeramente más aguda de ese estado normal, aunque disfuncional, de la consciencia.

La resistencia hace que tanto tu mente como tu cuerpo se vuelvan más “pesados”. La tensión se manifiesta en diferentes partes del cuerpo, que se contrae para defenderse. El flujo de energía vital, esencial para el funcionamiento saludable del cuerpo, queda perjudicado.

La negatividad es completamente antinatural. Es un contaminante psíquico y existe un vínculo profundo entre el envenenamiento y destrucción de la naturaleza y la gran negatividad que viene acumulándose en la psiquis colectiva humana. Ninguna otra forma de vida en el planeta conoce la negatividad, solamente los seres humanos, y asimismo ninguna otra forma de vida hace violencia ni envenena la Tierra que la sustenta. ¿Has visto ya alguna flor infeliz o algún roble estresado? ¿Te has cruzado con un delfín deprimido, un sapo con problemas de auto-estima, un gato que no consigue relajarse, o un pájaro con odio y resentimiento? Los únicos animales que eventualmente vivencian algo semejante a la negatividad, o muestran signos de comportamiento neurótico, son los que viven en contacto íntimo con los seres humanos y así se ligan a la mente humana y a su insania.

He vivido con algunos maestros zen – todos ellos gatos. Incluso los patos me han enseñado importantes lecciones espirituales. Observarlos es una meditación. Cómo fluctúan en paz, de buenas consigo mismos, totalmente presentes en el Ahora, dignos y perfectos, tanto como una criatura sin mente puede serlo. Eventualmente, sin embargo, dos patos van a envolverse en una riña, algunas veces sin razón aparente o porque un pato ha penetrado en el espacio particular del otro. La disputa dura generalmente sólo algunos segundos y entonces los patos se separan, agitan sus alas con fuerza, varias veces. Entonces continúan nadando en paz, como si la pelea nunca hubiese ocurrido. Cuando observé esto por primera vez, percibí, en un relance, que al sacudir las alas estaban soltando la energía acumulada, evitando así que permaneciese aprisionada en el cuerpo, transformándose en negatividad. Esto es sabiduría natural Es fácil para ellos porque no tienen una mente para mantener vivo el pasado sin necesidad, y construir así una identidad en torno a él.

Eckhart Tolle; El poder del Ahora

Fonte: STUM World

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