LOS RUMBOS DE LA ESPIRITUALIDAD

Traducción de Teresa – teresa_0001@hotmail.com

A pesar de mi vocabulario – considerado culto para Internet y coloquial para un libro culto – busco siempre el quid de la cuestión. Detesto enrollarme y, por consiguiente, ser enrollado con palabras vacías. De ahí que no me agradan los caminos que la “evolución de la espiritualidad” está tomando en los días de hoy. Si en determinada época era preciso velar las enseñanzas con el manto de la retórica y la simbología (o a través del uso de una lengua muerta, como hizo la Iglesia Católica), hoy día eso ya no es preciso. Entonces ¿por qué dar nuevos nombres a los viejos maestros, prácticas, conceptos, como si eso fuese alguna novedad? ¡Y lo peor, eso no hace el aprendizaje más fácil! ¡Decir que Jesús ahora es Sananda, o que Buda ahora es Priscila – la Reina del desierto – no va a convertirnos en personas mejores, ni va inculcar en nuestra mente ningún valor trascendental!

O prefieren revestir las enseñanzas con magia, como si ya no existiese magia suficiente en el mundo: cuando contemplamos el universo infinito y nos preguntamos qué o quién mantiene todo aquello.

Se reconoce la calidad de los Espíritus por su lenguaje; la de los Espíritus verdaderamente buenos y superiores es siempre digna, noble, lógica, exenta de contradicciones; respira la sabiduría, la benevolencia, la modestia y la moral más puras; es concisa y sin palabras inútiles. En los Espíritus inferiores, ignorantes u orgullosos, el vacío de las ideas casi siempre se quiere compensar con la abundancia de palabras. Todo pensamiento evidentemente falso, toda máxima contraria a la sana moral, todo consejo ridículo, toda expresión grosera, trivial o simplemente frívola, en fin, toda marca de malevolencia, de presunción o de arrogancia, son signos incontestables de inferioridad en un Espíritu.

Allan Kardec

La persona mala habla con falsedad, encadenando los pensamientos a las palabras.

Buda

Una cosa que me atrae mucho hacia el Budismo es su aplicabilidad. El que conocemos por Buda tuvo una meta clara, y luchó arduamente por ella: acabar con el ciclo de sufrimiento (Samsara). Abandonó riqueza, familia, incluso el propio ego, y, cuando se ‘perdió’ finalmente se encontró.

En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo, cayendo en tierra, no muere, se queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Quien ama su vida la perderá, y quien en este mundo odia su vida, la guardará para la vida eterna.

Juan 12:24-25

Es por los espinos y no por fantásticos caminos por donde llegarán los hombres a los pies de Dios.

Hermano BernaRdo

Buda no estaba interesado en conocer a Dios, a los ángeles o a los demonios, sino a sí mismo. Sabía que encontrándose a sí, encontraría la respuesta para todo lo demás. No ansiaba conquistar poderes (Siddhis) y, aún así, los conquistó todos, pues lo que llamamos “poderes” son una consecuencia natural del desarrollo mental y espiritual. Un Buda (al igual que Jesús) está por encima de las limitaciones humanas, porque ya no ES un ser de carne y hueso: el ESTÁ un ser de carne y hueso.

Un hombre en el campo de batalla conquista un ejército de mil hombres… Otro se conquista a sí mismo, y éste es el más grande.

Buda

El físico Fritjof Capra, en su libro El Tao de la Física, nos dice que el budismo – al revés que el hinduismo, que le sirvió de preparación y que posee un fuerte colorido mitológico y ritualista – tiene un carácter y un “sabor” eminentemente psicológicos. Según Capra, “Buda no estaba interesado en satisfacer la curiosidad humana acerca del origen del mundo, de la naturaleza de lo Divino o cuestiones de ese género. Estaba preocupado exclusivamente por la situación humana, por el sufrimiento y frustraciones de los seres humanos. Su doctrina, por tanto, no era metafísica; era una psicoterapia. Buda indicaba el origen de las frustraciones humanas y la forma de superarlas.”

La religión del futuro será una religión cósmica, basada en la experiencia, y que rehúsa dogmatismos. Si hubiese alguna religión que pueda lidiar con las necesidades científicas, esa sería el Budismo.

Albert Einstein

El problema con los “buscadores” actuales es que ellos procuran desarrollar los aspectos físicos (Siddhis) y mentales (conocimiento = poder) olvidando el aspecto moral. Ignorando por completo que lo que ellos han recibido obedece a una finalidad. No se dan cuenta de que son un engranaje del universo, cada cual una pieza pequeña, pero igualmente importante para el buen funcionamiento del Todo. Muchos emplean el conocimiento para manipular personas, a veces incluso con buena intención (desgraciadamente yo ya lo he hecho), pero olvidan el libre albedrío, que es una ley universal, y como tal DEBE ser respetada.

Otras veces deciden ganar dinero, sirviéndose de incautos, que fascinados con los “fuegos de artificio”, olvidan el motivo de la “celebración”.

Curad a los enfermos, limpiad a los leprosos, resucitad a los muertos, expulsad a los demonios; de balde lo recibisteis, dadlo de balde.

Mateo 10:8

De nada sirve tener un profundo conocimiento si éste no sirve al prójimo. En fin, dejo la palabra final a mis dos grandes maestros:

Lo que hoy somos se debe a nuestros pensamientos de ayer que han condicionado nuestro comportamiento, y son nuestros actuales pensamientos lo que construye nuestra vida del mañana; nuestra vida es la creación de nuestra mente. Si un hombre habla o actúa con la mente impura, el sufrimiento le seguirá de la misma forma que la rueda del carro sigue al animal que lo arrastra.

Buda

La lámpara del cuerpo son los ojos; de suerte que, si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; si, en cambio, tus ojos son malos, tu cuerpo será tenebroso. Si, por tanto, la luz que hay en ti son tinieblas, ¡qué grandes serán tales tinieblas!

Mateus 6:22-23

Fonte: STUM World

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